Una cosa son los golpes o malos apoyos (torceduras), donde llevar una media caña algo robusta protege, y otra los rotos gordos de los que se hablaba.
Si metes la pata donde no toca, bloqueas el tobillo y tu cuerpo rota más de lo que puede resistir, no te ampara ni la Macarena. O rompes por ahí o rompes más arriba, pero la energía se va disipar en algún punto de tu cuerpo.
Otra cosa son las probabilidades de que ocurra una cosa o la contraria. Ahí es donde hablaba del volumen y las opciones de “engancharse más o menos” y sería cuestión de contar no sólo las lesiones si no, también las libradas de este estilo que ha tenido cada uno.