La versión corta:
Con 55 primaveras a mis espaldas y tras dos inviernos interrumpiendo el hábito de pedalear cada semana, me está costando la vida volver a disfrutar de la bici. Pesan los años, pesan los kilos.... me planteo si ha llegado la hora aprovechar la asistencia al pedaleo para volver a disfrutar con una dosis de sufrimiento más controlada.
Aún no he dado el paso, pero el veneno ya corre por las venas. Se acumulan las horas de lectura en internet y ayer incluso hice ronda de tres tiendas locales. Me conozco.... es cuestión de tiempo. Mi mayor problema: acostumbrar mis ojos a las cifras de las etiquetas de los precios
Disciplina: all mountain-rutas.
Bici: Giant Trance X29er
La vesión larga:
Entre 2.000 y 3.000 km al año entre 2011 y 2016. La mayor parte, por la sierra y alrededores de Madrid para bajar por una trialera siempre que haya una a mano. Cada domingo, madrugón, bici a coche y con la grupeta. En 2015 y 2016 a esos km añadí muchas horas de rodillo para entrenar la Monegros de 120 km. Hice los 120 km en 2015 y en 2016 me recortaron a la de 88 por culpa de un tal Señor Cierzo (si, con mayúsculas) y ha sido la vez que más he sufrido con una bici... y eso que no hay desnivel apenas. De aquella me aburrí de ese tipo de sufrimiento para querer volver a las piedras y los senderos. Estaba además en una forma bastante decente (para lo que soy yo): hasta subía sin dar pena. Pero ... a la familia (y a mí, que tampoco voy obligado) nos ha dado por esquiar muchos días los dos últimos inviernos.....
Y si, la adrenalina bajando pistas se produce en abundancia, pero como luego se sube sentado, cuando llega la primavera y agarro la bici, soy un despojo de ciclista, lo paso fatal, acabo no saliendo o saliendo a llanear para hacer cardio y me aburro. Y así no recupero la costumbre.